martes, 5 de abril de 2011

sábado, 26 de marzo de 2011

Venecia

Que puedo decir de Venecia, simplemente es única. Mi primer viaje a Venecia (he ido dos veces), fue en mayo de 2009. En mi opinión la mejor época para visitarla, pues el tiempo te permite caminar sin el calor y la humedad del verano y sin las inundaciones y el frío del invierno.
La ciudad no es precisamente cómoda para alguien con discapacidad. Bien es verdad que sin tener cuestas, como puede ser Toledo, a cada vuelta de esquina te encuentras un puente y sus escalones. Cada vez más puentes están siendo adaptados con elevadores de sillas de ruedas, lo que por un lado rompe la estética pero por otro da opción a que todos podamos disfrutarla.
Para otra discapacidad física que requiera un descanso gradual de tanto caminar, la ciudad carece prácticamente de bancos para sentarse, salvo las carísimas terrazas de los cafés de la plaza San Marcos.
Sin embargo los embarcaderos y los famosos "vaporettos" el único medio adaptado para moverse para recorrer el gran canal están perfectamente preparados para una persona en silla de ruedas o en condiciones de movilidad reducida. Ahora bien, a 6'50 € un solo viaje sencillo, se recomienda colarse (sin que te pillen, claro).
Las góndolas, el medio más famoso, atractivo y romántico medio para ver Venecia, al ir sentados, puedes dejar aparcada la silla de ruedas en tierra (o el carrito de bebé) y acomodarte, siempre y cuando tu cartera esté llena (100€ el paseo de 20 min. más la propina si quieres que cante el Oh Sole Mio). La mayoría de las parejas comparten góndola, y gastos. Para los que somos de clase media, los traghettos son góndolas que cruzan el gran canal de lado a lado y son más económicos, medio que yo utilicé.
Dejando aparte  la movilidad por la ciudad, debo decir que Venecia es una ciudad para quitarse el sombrero pues como todo el norte de Italia es señorial, elegante, monumental y jamás en la vida te olvidarías de ella. El misterio está en perderse en cada una de sus estrechas calles, siempre recorridas por turistas en cualquier época del año, allá donde te lleven los pies, pues siempre acabas en la inconfundible plaza San Marcos, donde puedes subir a la campanillé o visitar el  palacio Ducal con su escalera de oro y el Puente de los Suspiros, con su historia particular y luego relajarte tomando un café en la cafetería más antigua del mundo, escuchando a sus músicos tocar mientras las palomas (que hay un montón creedme) toman su aperitivo que los turistas las proporcionan.
Una experiencia que no te puedes perder es visitar todo cuando merece la pena en esta ciudad como el recorrido por el Gran Canal con la oportunidad de ver la escultural isla donde se localiza Santa María de la Salute o ver viejas casas que en un pasado pertenecieron a burgueses, mecenas y feudales como la magnífica cha' d'Or.
Mi segunda visita a Venecia fue este puente de diciembre (el de los controladores ¿recordáis?) fue bastante húmedo, pues el agua en San Marcos me llegaba por la rodilla, por lo que no se recomiendan sillas de ruedas ni bastones en esa época.
Sin duda es una ciudad que te marca en la memoria para siempre.


viernes, 25 de marzo de 2011

Un hogar en el camino

En medio del camino del peregrino está el antigüo Molino Galochas. Más que una posada es un hogar. Merche y Maxi, te harán sentir el calor de su casa, su cariño y su hospitalidad.
Por las Justas Medievales de Hospital de Órbigo estuvimos a primeros de junio-09 hospedados en Galochas y aún saboreamos sus licores, sus mermeladas y compotas y el sonido del correr del río a su paso por el molino. Si pensáis en un fin de semana con los amigos o en vuestro duro andar hacia la compostela, sin duda este Molino es vuestro reencuentro, vuestro descanso, vuestro hogar.
En este enlace podéis entrar a la web del propio molino:
http://www.molinogalochas.com/
y en esta otra los comentarios o críticas al molino:
http://www.toprural.com/Casa-rural-habitaciones/Molino-Galochas_70245_f.html